jueves, 10 de marzo de 2016

Promesa día 70 El nos enseñará


Jeremías 32:2-3....... Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Cosas grandes y ocultas son las promesas de Dios para todos los seres humanos, promesas que, aunque están escritas en la Biblia, no han sido reveladas al corazón del hombre pecador. Aunque las lea, no las entenderá, aunque alguien se las explique, tampoco las entenderá. Sólo el Espíritu Santo podrá darle el entendimiento cuando él clame a Dios.

"Clama a mí y yo te responderé" es el requisito para que Dios te responda y te enseñe, nuestra aptitud hacia nuestro creador es la que marcará la diferencia. Ejemplo de ello lo tenemos en una mujer que clamó a Jesús  insistentemente  por una hija que tenía un espíritu inmundo. Luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. (Marcos 7:25)

Esa mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.Pero Jesús le dijo: “Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.”

Jesús le estaba aclarando para quiénes eran las promesas de Dios, y ella tomó el requisito de la promesa, insistió, se postró y clamó y Jesús le concedió la petición. 

El verso 29 dice "Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.”

Jesús nuestro Señor dijo: "Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí." (Juan 6:45).

Es necesario aprender de Jesús, especialmente en el estudio de los cuatro evangelios, y de los apóstoles, en los demás libros del Nuevo Testamento.

Es hora de clamar a Dios el Padre, en el nombre de Jesús, su hijo, para que su palabra, sus promesas nos sean reveladas. Es hora de clamar por la sanidad y el bienestar propio, así como por el de otras personas. Si nuestra aptitud es la correcta, recibiremos respuesta de parte de Él.

Declaración 
Señor Jesús, reconozco mi gran necesidad de aprender más de Ti. Sé que, con la ayuda de tú Santo Espíritu, lograré crecer en conocimiento y sabiduría. A partir de hoy, escucharás mi clamor. Estoy seguro que me responderás. Ruego que abras mis oídos a tu vozarrón

No hay comentarios:

Publicar un comentario