Genesis 1:27........Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Dios nos entregó, por medio de nuestro antepasado Adán, el señorío del planeta tierra, lo cual incluía los aires que están por encima de la tierra. En ellos, no solamente se mueven las aves, también se mueve un mundo espiritual que es invisible.
Adán, en un acto de desobediencia hacia Dios, perdió este derecho -- "el señorío"-- ocasionando un caos en la tierra, donde los que sobreviven son los más fuertes y sanguinarios. El caos también tocó los aires, concediéndole el hombre poder a los demonios mediante su pecado.
La Biblia dice : "De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Juan 8:34), y "el que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo." (1 de Juan 3:8)
Cuando Adán pecó, Dios le dio una promesa que fue extensible a nosotros: "Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”(Romanos 5:19)
Al arrepentirse usted de sus pecados y aceptar a Jesús como su salvador y dejarse guiar por su Santo Espíritu, usted recupera la promesa del señorío sobre la tierra dado a los hombres por Dios. También quedará libre de condenación adquiriendo otras promesas como la vida eterna.
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:1)
"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu." (Romanos 8:4)
Declaración
Hoy me arrepiento de todos mis pecados. Me duele haber ofendido a mi creador con ellos. Declaro que mi vida sólo le pertenece al Señor Jesucristo. No andaré conforme a mis deseos; andaré conforme el Espíritu Santo me guíe. Hoy arrebato esta promesa, tomo el señorío sobre lo que Dios me ha entregado por medio de Jesús
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