1 de Juan 1:8-10........ Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Sería tonto de nuestra parte estar "practicando" el pecado y creer que Dios nos ignora o ni se da cuenta porque no nos dice nada. Desde muy niños en la escuela primaria, en primero o segundo grado, nos enseñaron que Dios es omnipresente; Él está en todas partes.
Decir que no tenemos pecado cuando lo practicamos significa decir que Dios es un mentiroso, lo cual es una grave ofensa contra Él.
Usted preguntará ¿entonces para qué necesita una confesión si ya Él lo sabe todo?
La respuesta: Dios es Dios de principios. Él necesita que creamos que Jesús su hijo tomó nuestro lugar. Al manifestar nosotros un arrepentimiento sincero y confesar nuestros pecados, estos son cargados a Jesús, que murió por el perdón nuestro.
La Biblia dice en Hebreos 9:28...."así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan."
No confesar el pecado produce enfermedades y muerte. Dice el rey David después de pecar: "mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedales de verano.” Salmo 32:3
Callar; en griego, significa un rehusar voluntario o indisposición para hablar, guardar silencio, disimular.
David dice que la mano del Señor se agravó sobre él, y que su alegría y su gozo se convirtieron en tristeza, en queja, en llanto, a causa de que sus huesos se habían secado, mientras había callado. Esto indica que no sólo la tristeza le había sobrevenido, sino que también estaba enfermo.
Más adelante dice: "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado.” Salmo 32:5
Hoy es un excelente día para tomar una buena decisión: aceptar a Jesús como tu único y suficiente salvador, arrepentirte de haber ofendido a Dios con tus pecados y confesarlos.
Declaración
Padre que estás en los cielos, creo que Jesús tu hijo cargó sobre su cuerpo todos mis pecados, y a causa de esto, fue castigado, crucificado y muerto. Me duele haberte ofendido, me arrepiento de pecar. Acepto a Cristo cómo mi único y suficiente salvador
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