Apocalipsis 2:15.......Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
El término Nicolaíta, viene de dos vocablos griegos: Nikao, que quiere decir conquistar, y Lao que quiere decir el laico. Nicolaíta quiere decir: "conquistar al laico."
La doctrina de los nicolaitas es una doctrina de error, es una enseñanza de hombre y no de Dios, donde, al clasificar el sacerdocio, se pretende mostrar con más santidad y con más poder político a un hombre determinado, siendo que en Cristo Jesús todos los creyentes son sacerdotes santos, del linaje de Cristo y no de un apellido, raza o religión.
2 de Pedro 2:9 dice: "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
El Señor no puso a la iglesia en las manos de un liderazgo elegido que se mueve con mentalidad política. Él ha puesto a Su iglesia bajo el cuidado de hombres ordenados por Él mismo, llenos del Espíritu Santo que viven la palabra, que guían al pueblo por medio de la palabra.
Dios quiere que todos lo amen y le sirvan juntos. El Nicolaísmo destruye esos preceptos, separa a los ministros del pueblo y hace señores a los líderes en vez de siervos.
Esta doctrina empezó al tiempo con el cristianismo. Parece que el problema está en dos palabras: "ancianos" (presbíteros), y "supervisores" (obispos). Aunque la Escritura muestra que hay varios ancianos en cada iglesia, algunos empezaron a enseñar que la idea de un obispo era uno de preeminencia o autoridad y control sobre los ancianos.
"Anciano" indica quién es la persona, mientras que la palabra "obispo" indica el oficio del mismo hombre. Anciano se refiere la edad cronológica de un hombre en el Señor. El siervo de Dios es un anciano, no porque él es elegido u ordenado, más bien es el más maduro, preparado, no es un novato, es digno de confianza por razón de su experiencia y la prueba de muchos años de su experiencia cristiana.
Apóstol, pastor, profeta, evangelista, maestro, todos estos son oficios, todos ellos son siervos, y son santos, y son sacerdotes de Dios. 1 Corintios 4:1 dice: "así pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios."
Si usted ejerce uno de los oficios mencionados, no se deje engañar por el diablo y su doctrina. Acuérdese de Jesucristo que, no teniendo en cuenta quién era, se hizo como el más vil pecador por amor a nosotros.
Declaración
Declaro que no me dejaré engañar por ninguna doctrina de error que pretenda desconocer quiénes somos en Cristo Jesús. Creo lo dicho por Dios en su palabra en cuanto a que
Somos "real sacerdocio," nación Santa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario