viernes, 3 de junio de 2016

Día 154 La nube sobre el tabernáculo

 

Números 9:15-16.... El día que el Tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el Tabernáculo sobre la tienda del Testimonio. Por la tarde había sobre el Tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana.  Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego.

Para los israelitas, el tabernáculo era el templo de Dios, lo que para nosotros es la iglesia o lugar donde nos reunimos. La nube tipificaba la presencia del Espíritu Santo de Dios sobre su pueblo.

¡Qué hermoso sería que cuando estemos  reunidos, a kilómetros de ese lugar donde estemos, se note que Dios está con nosotros, visitándonos por medio de una nube o una columna de fuego!

Cuando el Señor descendió en el monte Sinaí a darles los mandamientos a Moisés, a kilómetros de ese lugar, los pueblos lejanos veían el resplandor de su gloria y la tierra temblaba. Si una montaña tiembla ante su presencia, ¿óomo no hemos nosotros de ser conmovidos también?

Dice Éxodo 20:18 "…Todo el pueblo observaba el estruendo, los relámpagos, el sonido de la bocina y el monte que humeaba."
 
Mis hermanos, necesitamos que la gloria de Dios encienda nuestras vidas, nuestros hogares, nuestras congregaciones, y que sea notoria su presencia.

Cuando Salomón oraba, la gloria de Jehová, en forma de nube, llenaba la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová llenaba la casa. Cuando  todos los hijos de Israel veían descender el fuego y la gloria de Jehová sobre el templo, se postraban sobre sus rostros en el suelo y adoraban, y alababan  a Jehová, diciendo: “Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.”

Así debe ser la presencia de Dios en nuestras vidas, en nuestros hogares y en nuestras congregaciones. El mismo Dios que se manifestó en el pasado es el que reina en el presente; no ha cambiado.
 
La Gloria de Dios abandonó un día  el templo de los israelitas por el pecado de los sacerdotes y del pueblo.

Uno solo de nosotros: sacerdotes, salmistas, predicadores, maestros, o servidores, que esté cometiendo pecado en una congregación, alejará Su gloria del lugar donde nos encontremos. Uno de nosotros que esté cometiendo pecado afecta también a toda la familia.

Hoy Dios nos hace un llamado a la oración, al Devocional diario, al altar familiar, a la santidad, para que nuestra vida cambie, nuestro hogar se salve, y el lugar donde nos congregamos arda con su presencia y los paralíticos se levanten, los ciegos vean, los sordos escuchen y sobre todo, se arrepientan de verdad los que se congreguen.
 Declaración 
Padre, hoy nos arrepentimos de todos nuestros pecados y suplicamos que tu gloria descienda y nos bautice con fuego, nos liberte, nos sane y ponga paz. Gracias por la sangre derramada de Jesús. Gracias por tu Santo Espíritu

3 comentarios:

  1. Qué bendición poder leer este artículo! Gloria a Dios por siempre! Aleluya! Amén! Gracias por su colaboración! Dios le bendiga en abundancia!🙏

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