Éxodo 27: 16.....Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura, carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro con sus cuatro basas.
La puerta de entrada al tabernáculo era una cortina que estaba sostenida por cuatro columnas. La puerta de entrada estaba ubicada hacia el oriente, lugar donde sale el sol, anunciando un nuevo día. Esto tipifica a Jesús, el cual con su llegada trajo una nueva vida a todo aquel que le recibe como su Señor.
Sólo había una entrada o puerta a ese Atrio, o patio, que medía alrededor de nueve metros de ancho. Los colores de las telas con los que estaba hecha esta entrada eran cuatro: azul, que nos habla del cielo, de las cosas celestiales; púrpura, que era el color de la realeza; carmesí, el color rojo de la sangre y el blanco, que nos habla de la pureza.
El conseguir estos materiales era muy difícil y costoso y sobre todo en el desierto. También nos dice la Biblia que era obra primorosa, muy artesanal y elaborada.
El tabernáculo era un templo rodeado por una cerca con una sola puerta de entrada. Era imposible recibir perdón de Dios sin entrar a ese lugar y conocer lo que había adentro. No había ventanas; sólo existía el conocimiento de que el Creador habitaba en él, y que la única forma de recibir perdón era entrar por la única puerta existente.
Esa puerta representa o tipifica a Jesús. Él dijo: "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos." (Juan 10:9)
Sólo hay una forma en la cual el ser humano puede acercarse a Dios y recibir perdón de todos sus pecados y es por medio de Jesús. Jesús también dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)
Para el pecador es incómodo reconocer y confesar sus pecados, el tener que rendir culto al creador, antes que a las criaturas. Sin embargo, Jesús nos enseña “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13–14)
No hay otro ser distinto a Jesús por el cual podamos ser salvos, como tampoco hubo una puerta adicional en el tabernáculo por la cual el hombre pudiera entrar al atrio (patio) de la casa de Jehová.
Declaración
Entraré a su tabernáculo con acción de gracias. Pasaré por la única puerta que es Cristo, el único medio de salvación provisto por mi Padre y pediré perdón por mis pecados a mi Dios.
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