viernes, 17 de junio de 2016

Día 168 El lugar Santisimo




Hebreos 19:18......Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Así  que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.



Al pasar el velo se entraba al Lugar Santísimo. En este lugar no había ventanas, era completamente cerrado y asombrosamente había  luz. No había lámparas, no era necesario,  pues dónde está la presencia de Dios hay luz.

Este lugar es tipo del Santuario de Dios en el cual, dicen las escrituras, no hay necesidad de la luz del sol y de la luna.

 Apocalipsis 21:22 dice: "Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

"

Hasta la muerte de Jesús existía un decreto, el cual es mencionado en Levítico 16:2: "Le dijo el Señor a Moisés: Dile a tu hermano Aarón que no entre a cualquier hora en la parte del santuario que está detrás del velo es decir, delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera cuando yo aparezca en la nube por encima del propiciatorio.

La presencia de Dios residía en el Lugar Santísimo, atrás del velo, y sólo podía entrar allí el Sumo Sacerdote una vez al año, en el Día del (la Expiación) Perdón. El Sumo Sacerdote debía entrar al lugar Santísimo con la sangre de un becerro como sacrificio por los pecados de la gente (Levíticos 16:15).

Una vez muerto Jesús, desapareció el rito establecido en el antiguo pacto. Ahora existe uno nuevo; el otro era un tipo de lo que sería el sacrificio de Jesús

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"Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Así  que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia."

En este tiempo no es necesario el sacrificio de animales. 

Hebreos 9:11 dice: "Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”



Declaración


Gracias, Padre mío, por tu hijo Jesús, el cual se ofreció a sí mismo como cordero sin mancha para el perdón de nuestros pecados, por el cual hoy tenemos libre acceso a tu presencia. Hoy entiendo que no es necesario otro sacrificio y que Él es el único que puede redimir, pues sólo Él murió por nosotros. No hay otro redentor, sólo Jesús; Él es el único intercesor.

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